EL COLECCIONISTA DE SONRISAS

Para muchos, la muerte de un tío puede ser un acontecimiento normal, doloroso, pero no de alta afectación, pero para otros como yo, un tío es una parte vital de la vida y el mío más, pues con él crecí muy de cerca. Cuando era una bebe, mi tío solía llevarme a comprar calditos y hacer cortos paseos en moto a escondidas de mi papá, vivió conmigo hasta que pudo organizarse solito , pero siempre estuvo ahí para darme su amor y cariño; al irse mi padre al extranjero por problemas económicos, él se apropió de cuidarme, apoyarme y acompañarme en cada uno de mis momentos importantes, en representación de ese padre imposibilitado a estar presente, o como se hacía llamar él, mi —"Tío-papá"—. Fue quien me ayudaba en mis tareas y trató junto a mi padrastro de sacarme de los escombros, cuando el techo de mi habitación se desplomó encima mío. Me lleno de palabras de amor y orgullo, dedicatorias para cada uno de los momentos de mi vida; cumpleaños, mi grado, mi boda y cada vez que podía con mucho amor, bailó conmigo el vals de mis quince años, entre otros tantos momentos. También recuerdo su barba rozar fuerte en mis cachetes, ese era uno de sus tantos mimos; hoy retumban en mi cabeza sus últimas palabras para mi: —" Chao Chely, te amo".

Él era un hombre noble, lleno de bondad, se preocupaba por todos y no veía la forma de atender a su familia todo el tiempo, con almuerzos, asados o con su arrolladora presencia, te hacía sentir importante como en casa, parte de la familia, inclusive con los animales y personas de la calle, a los cuales alimentaba de su plato de comida con mucho gusto y desprendimiento.

Era tan sensible como el cristal, pues su sensibilidad era sin igual, la cosa más sencilla podía afectarle mucho, pero de la misma forma el mínimo detalle encantaba a su corazón, le daba tanta emoción una atención por pequeña que esta fuere.

Siempre pulcro, nunca podré olvidarme de su ritual con el calzado, se sentaba con su spray lleno de agua-shamphoo y un paño a limpiar con detalle minucioso cada parte del zapato; su loción, siempre disfrutaba de tener una buena imagen, lo hacía sentirse bien, tal vez por ello hacía tanto ejercicio, pues fue instructor de gimnasio, de zumba y profesor de matemáticas; como adoraba a sus estudiantes, cada vez que sus circunstancias se lo permitían, les llevaba películas, crispetas, dulces o cualquier otro detalle para compartir y hacer de sus clases una magia; como todo lo que tocaba, pues como dice mi madre era un —"Coleccionista de sonrisas"—. Todo aquel conocido por él, no podrá olvidar sus chascarrillos un poco subidos de tono, sus bailes, las imitaciones, tantas gracias hechas por él para romper el hielo en cualquier situación.

Amaba a su familia y siempre hacía cosas para verle unida, para tener un motivo por el cual compartir, para hacernos pasar un rato de felicidad; jamás podré olvidar su alegría, la motivación para darle a la vida una sonrisa sacándote de los problemas, mientras internamente lidiaba con los suyos.

Un romántico de la vida, le encantaba escuchar baladas de los años 70's, lo hacían tan feliz, se iluminaba su rostro al cantar cada canción a todo pulmón y hacer la imitación del artista, parecía elevarse por el cielo; hermoso se veía, aunque eso si les digo; él era muy atractivo, además de ser un encanto, pues al llegar a cualquier lugar llamaba la atención de todo espectador, casi como el flautista de Hamelin.

Un hijo cariñoso, un hermano detallísta y con cada uno tenía un trato especial, a las mayores el respeto y admiración, a su hermana contemporánea una complicidad envidiable y al menor cuidado y protección; un tío muy dulce, como esposo un romántico enamorado y como padre solamente puedo decir era una madre, pues venía por los ojos de su hija, a su nieto dedicación y entrega amorosa.

No me alcanzan las palabras para describir a mi tío Alexander Pineda, para honrar su memoria como se lo merece, solamente queda recordarlo, traer a la mente los detalles simples de su vida; sus gestos, la toallita usada para sus alergias, sus pies, su vello en pecho, la barba poblada, esa sonrisa, unos jeans ajustados, ese estilo para bailar, aquel mechón blanco en su cabello, la elocuencia de sus discursos, la creatividad para todo, la gran capacidad para transformar las lagrimas, el dolor y penas, en sonrisas; su humildad, pues nunca aspiró a tener lujos, era feliz con lo necesario; la bondad de su corazón; su caridad, chistes, mimos; la capacidad para beberse un litro de gaseosa como si fuese agua; su gusto por la comida criolla, el café y los dulces; lo trabajador que fue desde muy joven; su entrega como docente a todos los niños y jóvenes a quienes educo con gusto; su don de gente; esa absurda sensación de calor en todo momento y lugar; el disfrute de dormir bastante; su capacidad de aprendizaje, pues en muchos empleos se desempeñó conociendo muchos oficios de manera empírica; sus chocheras, a cada cosita le tenía su ritual; esa letra tan bonita; las ganas de sacar adelante a toda su familia; el disfrute del ejercicio y su devoción a la virgen con algunos de tantos detalles de nuestra memoria, nunca podremos olvidarle, pues vivirá en los corazones de todos nosotros (su familia) por siempre, quedándonos con las enseñanzas impregnadas en cada uno de nosotros; lo amamos y amaremos siempre. Con todo nuestro amor, pedimos por el descanso de su espíritu, por esa paz que tanto necesitaba su alma. No pudimos, ni podremos regresarle todas las cosas bellas que nos regaló, solamente podemos darle el regalo de homenajearlo haciéndolo sentir orgulloso de su familia; más unión, fuerza para salir adelante, superarnos, ponerle buena cara a la vida, a no juzgar a los demás, a ser caritativos y nobles como él.

Te damos gracias tío, por darnos tanto y cuanto pudiste, por ser tío-papá, hijo, hermano, esposo, padre y abuelo inigualable, tenías tus errores pero te perdonamos y pedimos perdón, pues eran muchas más tus bondades y corazón noble en la balanza de la vida, no podremos dar gracias a la vida por tu existencia, de lo compartido, por tantos momentos llenos de luz a tu lado. Dios te bendiga en la eternidad.

Te amamos...

Chely

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